El presidente de Reserva Federal Ben Bernanke, mostrando una mayor vehemencia de la prevista, lanzó un nuevo paquete de medidas no convencionales para apuntalar la débil economía estadounidense. Estas iniciativas se han convertido en la principal característica de sus tumultuosos cinco años al frente del banco central.
La última vuelta de tuerca del titular de la Fed fue la decisión de reconfigurar drásticamente su portafolio de valores de US$2,6 billones (millones de millones) en un intento por reducir las tasas de interés a largo plazo. La Fed planea modificar su cartera para tener más bonos del Tesoro de largo plazo y más deuda hipotecaria, con la esperanza de que las tasas más bajas impulsen la inversión y el gasto e inyecten un flujo de adrenalina al alicaído mercado inmobiliario.
La orientación hacia valores del Tesoro de mayor plazo era anticipada por el mercado, pero la medida relacionada con los bonos hipotecarios fue una sorpresa.
La desición de la Fed, presidida por Ben Bernanke, no fué unánime.
La decisión fue acompañada por la clase de controversia que también ha definido la gestión de Bernanke al mando de la Fed. Tres de los 10 economistas con poder de voto en la Fed se opusieron a la medida tras una reunión de dos días, al considerar que no se justificaban pasos adicionales.
El anuncio de la Fed se produjo sólo días después de que los líderes republicanos en el Congreso le enviaran una carta a Bernanke instando a la Fed a no hacer nada, ante el temor de que cualquier remedio recetado por el banco central pudiera ser peor que la enfermedad. Bernanke los ignoró.
Aunque las medidas fueron un poco más audaces de lo previsto, no fueron vistas como la clase de programa innovador capaz de reactivar la economía estadounidense, una conclusión que se reflejó en el desempeño de los mercados el miércoles. El Promedio Industrial Dow Jones cerró la jornada con un descenso de 283,82 puntos, un 2,49%, para quedar en 11.124,84 unidades. Algunas de las medidas de la Fed fueron muy anticipadas y podrían haber sido percibidas por algunos inversionistas como una oportunidad para cerrar posiciones.
A su vez, los retornos de los bonos del Tesoro a 10 años cayeron a 1,87%, su nivel más bajo desde 1977, lo cual fue un efecto que la Fed esperaba conseguir. La decisión del banco central de aumentar la presencia de bonos hipotecarios en su portafolio "debería bajar nuestras tasas" también, sostuvo Lou Barnes, banquero de la firma hipotecaria Premier Mortgage Group.
Los analistas, sin embargo, reaccionaron con cautela. "Podría ayudar un poco", indicó James Hamilton, profesor de la Universidad de California en San Diego que estudia el impacto de las políticas de la Fed, pero agregó que "nadie debería hacerse ilusiones de que las políticas reanimarán la economía".
Según el nuevo programa, que se inspira en un plan de 1961 conocido como Operación Twist en alusión al baile de moda en ese momento, la Fed venderá US$400.000 millones en valores del Tesoro que vencen dentro de tres años y reinvertirá las ganancias en valores que vencen en entre seis y 30 años. Esto altera significativamente su cartera de activos en favor de valores a largo plazo. Además, el banco central tomará los ingresos provenientes del vencimiento de sus valores respaldados por hipotecas y los reinvertirá en otros valores hipotecarios.
La Fed no ha ocultado su preocupación ante las dificultades del mercado hipotecario y el propio Bernanke, así como otros funcionarios, exhortó al gobierno a encontrar formas de apoyar al sector.
La decisión de la Fed de volver a comprar deuda hipotecaria con el dinero de los vencimientos de sus bonos hipotecarios es un intento por aliviar la presión. También marca un cambio de rumbo por parte del banco central y una señal significativa de su preocupación por la salud de la economía.
El crecimiento sigue siendo débil, la creación de empleo se estancó en agosto y la tasa de desempleo se mantiene en un altísimo 9,1%.
La Fed indicó en un comunicado después de la reunión que existen "riesgos negativos significativos en las perspectivas económicas, incluidos problemas en los mercados financieros globales".
Economistas consultados por The Wall Street Journal consideran que hay una posibilidad de uno en tres de que EE.UU. vuelva a caer en recesión durante el próximo año, la probabilidad más alta desde que comenzó la recuperación a mediados de 2009.
El banco central dijo que las presiones inflacionarias parecen haberse moderado y las expectativas de inflación son estables. De todos modos, tres presidentesde los bancos regionales de la Fed discreparon con la opinión mayoritaria. Ello se debe, principalmente, a su preocupación por la inflación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario