El presidente del banco central de Alemania advirtió de que la crisis de
deuda de Europa podría tardar hasta una década en resolverse, y añadió que una
solución duradera sólo llegará cuando los políticos dejen de depender del Banco
Central Europeo e impulsen reformas estructurales profundas.
En una entrevista con The Wall Street Journal, el máximo funcionario del
banco central alemán, Jens Weidmann, dijo que el BCE podría bajar las tasas de
interés si los datos económicos sugieren que se justifica. Sin embargo, advirtió
que esa medida no cambiaría la situación económica del bloque.
"Superar la crisis y los efectos de la crisis seguirá siendo un desafío en la
próxima década", aseveró, en contraste a los recientes comentarios del
presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, quien sostuvo que
lo peor de la crisis pasó.
El producto interno bruto de la zona euro debería volver a crecer este año,
en parte, por la mayor actividad mundial, sostuvo Weidmann. Sin embargo, "la
calma que vemos en este momento podría ser engañosa" si retrasa las reformas a
nivel nacional y europeo, añadió.
El euro cayó con fuerza frente al dólar en respuesta a los comentarios de
Weidmann, que fueron interpretados como una señal de que se estaría considerando
una reducción de las tasas de interés. Las advertencias del funcionario sobre
los efectos duraderos de la crisis de deuda afectaron las acciones europeas,
donde el principal índice bursátil cerró en su menor nivel del año. No puede
haber soluciones rápidas del BCE, aseveró.
"Todo el mundo se pregunta qué más puede hacer el banco central en vez de
preguntar en qué pueden contribuir otros responsables de política", dijo
Weidmann.
En cuanto al tema de ayudar a las pequeñas empresas del sur de Europa a
acceder a créditos más baratos, que muchos economistas consideran crítico para
que haya una recuperación este año, Weidmann dijo que instituciones como el
Banco Europeo de Inversión tienen mejores herramientas para abordar el problema.
Sus comentarios sugieren que si el BCE relaja las reglas a las garantías o,
en un caso más extremo, compra activos del sector privado de bancos para
estimular los préstamos, es probable que lo tenga que hacer ante las objeciones
de uno de sus miembros más poderosos.
Weidmann apoyó el reciente acuerdo alcanzado entre Chipre y sus acreedores
internacionales para imponer pérdidas a los grandes depósitos de los principales
bancos. "El caso de Chipre demuestra que es posible liquidar bancos. Esto, en
principio, es bueno porque significa que los contribuyentes no siempre tienen
que participar para rescatar a los bancos", dijo.
Lo ideal sería que no se tocara a los depositantes, dijo el funcionario
alemán, aunque destacó que los depósitos en Chipre han recibido unos intereses
"mucho mayores" que los de Alemania.
Weidmann hizo estas declaraciones antes de la reunión del fin de semana del
FMI con los ministros de Finanzas y los banqueros centrales de todo el mundo.
El economista alemán ha expresado por meses su preocupación de que los bancos
están sometidos a demasiada presión de los políticos para estimular el
crecimiento en sus economías a través de tasas de interés ultra bajas y otros
estímulos, citando a Japón y Hungría, un mensaje que planea llevar a
Washington.
"Un punto que creo es importante destacar tal vez menos para mis colegas de
los bancos centrales que para los ministros de Finanzas, es que la medicina que
administran los encargados de política sólo cura los síntomas y que trae efectos
secundarios y riesgos", indicó Weidmann.
El estímulo monetario de Japón y otras grandes economías ha mantenido firme
al euro pese a la incertidumbre política en Italia y el manejo desorganizado del
rescate chipriota el mes pasado. El nivel actual del euro "refleja que existe
confianza en la zona euro. Por lo que lo tomaría como una buena señal", aseveró.
El funcionario instó a los encargados de política de todo el mundo a respetar
los compromisos que han hecho para abstenerse de manipular sus tipos de cambio
para obtener ventajas económicas.
Muchos analistas esperan que con la inflación en 1,7%, por debajo de la meta
de 2% del BCE, y las expectativas de que siga disminuyendo, es probable un
recorte de tasas en mayo o junio. Weidmann no descartó la posibilidad, pero puso
en duda que pueda ayudar mucho.
"Debemos ajustarnos en respuesta a la información nueva", sin embargo, "no
creo que la postura de la política monetaria sea el tema clave", sostuvo.
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