martes, 22 de junio de 2010

EL SUPERAVIT MUNDIAL DE GRANOS AUGURA PROBLEMAS

Dos años después del punto álgido de la crisis global de alimentos, los déficits de granos se están transformando en superávits, lo que podría generar una nueva serie de dolores de cabeza.

Algunos operadores y economistas especulan que si la economía mundial no se reactiva pronto, los superávits pasarían a ser excesos de producción que pueden desembocar en una depresión de los precios. Aunque el abaratamiento en los precios de los granos es positivo para los consumidores y los ganaderos, un exceso de oferta aumenta el costo de los subsidios gubernamentales y tiende a desatar guerras comerciales entre las grandes potencias agrícolas.

Aunque todavía faltan meses para la cosecha de maíz, el agricultor estadounidense Clay Mitchell, se prepara para lo que se encamina a ser una cosecha récord. Las plantas de maíz ya le llegan a la altura del pecho. "Hasta el momento, esta es la mejor temporada", dice el agricultor de 37 años que ha plantado unas 647 hectáreas con este grano.

En algunas localidades del norte de Texas, la cosecha de trigo es tan grande que los agricultores que llevan sus granos a los elevadores han tenido que esperar días enteros en largas filas de camiones. Algunos elevadores están tan repletos que el trigo se está guardando en los silos de algodón. "Probablemente nunca había habido tanto trigo en la historia de nuestro país", señala Steven Sparkman, agente de extensión agrícola de Texas A&M. "Hay un exceso de producción".

La situación constituye un cambio radical frente a lo que venía ocurriendo durante la mayor parte de los últimos diez años, cuando la incapacidad de los agricultores de satisfacer el aumento de la demanda global de granos sentó las bases para la crisis alimentaria de 2007 y 2008.

Los stocks mundiales de granos (el excedente una vez que las nuevas cosechas reponen el suministro) cayeron a medida que el ascenso de la clase media en países como China e India demandaba más carne del ganado alimentado con granos. Al mismo tiempo, los países industrializados aumentaron los incentivos al uso de combustibles provenientes de las cosechas. En Estados Unidos, por ejemplo, la industria del etanol empezó a consumir un tercio del maíz.

Los precios de los granos se dispararon y no se enfriaron hasta la llegada de la recesión global en 2008.

Dos años más tarde, sin embargo, los agricultores en todo el mundo están trabajando con más ahínco que nunca.

Los operadores de granos en Chicago esperan que los agricultores estadounidenses produzcan cosechas récord de maíz y soya por segundo año consecutivo. Los agricultores de Brasil y Argentina están cerrando cosechas récord de soya y los asiáticos se aprestan a registrar una cosecha récord de arroz. Según las proyecciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, las reservas de cereal este año serán 24% mayores que las de hace dos años, su mayor nivel en ocho años.

En momentos en que se espera que la producción mundial de granos exceda la demanda por tercer año consecutivo, los operadores y los economistas agrícolas debaten dos escenarios marcadamente distintos.

Si la recuperación económica no cobra fuerza pronto, dice un grupo, los precios podrían deprimirse dentro de unos años, lo que reduciría las ganancias de los agricultores y su demanda por tractores, semillas transgénicas y otras necesidades.

A otros, no obstante, les preocupa que los agricultores no den abasto con la demanda cuando se recupere la economía global, lo que elevaría el costo de los alimentos y podría allanar el camino para una nueva crisis alimentaria. Se espera que la demanda de China e India aumente significativamente.

Por ahora, Daniel Basse, presidente de AgResource Co., una empresa de commodities de Chicago, se inclina hacia la primera hipótesis. Cree que las semillas transgénicas que han saturado a las granjas de EE.UU. están aumentando la producción con mayor rapidez de lo que muchos esperaban. Al mismo tiempo, indica, parte de la demanda está perdiendo vigor. El crecimiento de la industria del etanol en EE.UU. se ha desacelerado al alcanzar los límites impuestos por el gobierno para combinar etanol con gasolina. El consumo anual de maíz por parte de la industria estadounidense de etanol, que se había expandido por varios cientos de millones de bushels en los últimos años, apenas crecerá en 150 millones de bushels durante el año que cierra el 31 de agosto de 2011.

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