A unos 950 kilómetros de Wall Street, empleados de Goldman Sachs Group están ocupados cerrando negocios.
Pero en vez de hacerlo en una elegante torre de oficinas, trabajan en un deteriorado depósito en plena zona industrial de Detroit. Y en lugar de hacer transacciones en acciones y bonos, mueven metal, mucho metal.
El depósito de Goldman en las orillas de Río Detroit es una de las más de 100 instalaciones de almacenamiento controladas por la gigantesca firma de valores en todo el mundo. Los depósitos son parte de un nuevo esfuerzo de Wall Street para crear un negocio en los mercados de commodities: el almacenamiento de metal.
En los últimos 18 meses, Goldman, J.P Morgan Chase & Co. y las comercializadoras Glencore International PLC y Trafigura Beheer BV han adquirido operadores de depósitos, todos ligados a metales que cotizan en la Bolsa de Metales de Londres (o LME, por sus siglas en inglés). La ola de compras significa que las cuatro compañías ahora almacenan alrededor de dos tercios de todas las existencias de metales de la LME, desde aluminio hasta cobre y zinc.
Las reservas de la LME representan una pequeña porción del suministro mundial. Por ejemplo, el total de las existencias de aluminio que maneja la LME ronda los 4,5 millones de toneladas, alrededor de 10% del suministro anual mundial.
Para Wall Street, los depósitos son una forma de obtener ingresos adicionales especialmente cuando negocios centrales como la negociación de valores están sufriendo. Las instalaciones representan una manera relativamente pequeña pero rentable de apostar en los mercados de las materias primas sin realmente transar existencias, explican las firmas.
Pero el creciente dominio de las firmas de valores en el negocio del almacenamiento de metales está irritando a usuarios y operadores, que dicen que las firmas tienen una visión panorámica de la oferta y la demanda y la capacidad de controlar lo que entra y sale de los depósitos. A los operadores les preocupa la posibilidad de que esas compañías puedan explotar ese conocimiento. Los nuevos propietarios dicen que mantienen sus divisiones de operaciones y de depósito separadas y no hay evidencia para sugerir que comparten información.
Los operadores y los usuarios de metales se han quejado ante la autoridad británica de la competencia y ante la LME respecto al doble papel que juegan estas firmas de valores: operadoras y custodias de los metales. El 30 de junio, la Oficina de Comercio Justo dijo que las quejas son infundadas y que la agencia no las investigará. La LME dijo que no tiene evidencia para respaldar las denuncias de que los depósitos son utilizados para obtener ventajas injustas.
Las operaciones de Goldman en Detroit están en el centro de la controversia, debido a que los precios del aluminio en esa área son más altos que en Londres.
Depósitos como el que está sobre el río Detroit albergan alrededor de un millón de toneladas de aluminio, o casi 25% de las existencias de la LME.
Los usuarios de metales, como el gigante de las bebidas Coca-Cola Co. y el fabricante de latas Novelis Inc., han expresado su preocupación ante la LME porque, sostienen, los depósitos de Detroit envían una cantidad demasiado pequeña de los commodities que necesitan. La LME ha respondido instruyendo a los depósitos a entregar más materias primas.
Los ejecutivos de compras en Coca-Cola y Novelis han dicho que las entregas limitadas están haciendo subir los costos de los metales. Un portavoz de Goldman dijo que su división de depósitos "está cumpliendo con los requerimientos de la LME".
Con cantidades récord de commodities acumulándose, las empresas que son propietarias de los depósitos están obteniendo alrededor de US$1.000 millones al año en ingresos por alquiler, de acuerdo con datos de la LME.
Funciona así: si un productor o intermediario que necesita almacenar, por ejemplo, algo de aluminio, envía el metal a un depósito, pagando alquiler diario.
Goldman cobra US$0,41 por tonelada por día, o alrededor de US$150 al año, de acuerdo con datos de la LME. El alquiler es compensado por grandes incentivos en efectivo que los depósitos pagan para atraer metal. Pero con millones de toneladas en depósito, incluso una diferencia de unos pocos dólares en ingresos por toneladas puede marcar una gran diferencia.
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