En cerca de US$1,35, el euro está en una buena racha. Pero en US$1,37 la
moneda única se convertirá en un problema.
De acuerdo con Deutsche Bank ,
éste el es
llamado "umbral del dolor" para las economías de la zona euro, donde la
fortaleza del euro comenzará a afectar la competitividad de los exportadores.
El actual nivel del umbral en parte depende del ritmo del crecimiento
mundial, y por supuesto, varía de una economía de la zona euro a la otra.
Pero de cualquier modo que se observe, este nivel no está muy lejos, y las
autoridades de la zona euro pronto estarán bajo presión para hacer caer el valor
del euro.
El reciente avance de la moneda única es en gran parte una medida del éxito
que las autoridades han tenido para calmar la crisis de la zona euro y atraer
inversionistas a la región.
En los últimos seis meses, el euro ha ganado casi 7% frente al dólar,
impulsado por la promesa del Banco Central Europeo de hacer todo lo necesario
para salvar la moneda única.
A fines de la semana pasada, una ayuda adicional provino de las noticias de
que los bancos de la zona euro habían pagado más de lo que el mercado esperaba
del financiamiento barato del BCE, a la vez que los mercados financieros
mostraron señales de estar más cerca de la normalidad.
Sin embargo, no olvidemos que el euro también recibía ayuda de los
acontecimientos tanto externos como internos de la zona euro.
Las promesas de una nueva flexibilización monetaria en varias otras
importantes economías y una nueva determinación de Japón de debilitar su moneda,
el yen, han ayudado a hacer que la moneda única se vea incluso más atractiva.
Las fuertes salidas de capitales de Japón son particularmente destacables
dado que los inversionistas locales muestran un renovado apetito por el riesgo
externo. Al menos parte de estos flujos están siendo dirigidos a los países
endeudados y más débiles de Europa, donde los activos han estado bajo presión
por un tiempo considerable y ahora parecen baratos.
Por supuesto, las preocupaciones sobre la capacidad de la zona euro de
registrar una recuperación sostenible siguen siendo altas. Una caída el lunes en
la confianza del consumidor de Italia a un mínimo récord y otra baja en los
créditos de bancos de la zona euro a viviendas privadas del mes pasado sirven
como recordatorios de los problemas que se avecinan.
Pero esas preocupaciones no afectan aún a la moneda única, a medida que su
avance parece encaminado a traspasar los US$1,35 en poco tiempo.
Sin embargo, es probable que esto active alarmas, dado que en su estudio del
"umbral del dolor", Gilles Moec de Deutsche Bank, reconoce que US$1,37 sería
problemático incluso si el crecimiento mundial se acelera a una tasa anual de
4,2%, comparado con 1,3% actualmente, para el tercer trimestre de este año.
Este "umbral del dolor" difiere entre los distintos países de la eurozona.
Alemania, como es de esperar, suele tener un umbral mayor. Una buena
flexibilidad laboral local, más plantas extranjeras en países de bajo costo
laboral y productos de alto valor que suelen tener al menos un monopolio
temporal en algunos mercados, hacen al país mucho más inmune a un avance del
euro.
En comparación, Francia e Italia, son mucho más susceptibles. El primero
tiene un umbral de US$1,24 y el último uno incluso menor de US$1,17, lo que
sugiere que los exportadores en estos países ya están bajo una intensa presión.
Sin embargo, todavía hay otra sorpresa. España. Al igual que Alemania, parece
tener la capacidad de soportar un euro apreciado.
Los bajos costos laborales y una cercana integración con redes mundiales han
dado a los exportadores del país más protección contra las variaciones de la
moneda, según Moec.
"España, por ejemplo, se ha convertido en el segundo mayor fabricante de
autos de Europa, superando a Francia, y ahora produce tres veces más autos por
año que Italia, gracias a los operadores extranjeros, que suelen no ser
europeos", señaló el analista de Deutsche Bank.
No obstante, exceptuando España y Alemania, el alza del euro pronto volverá a
convertirse en un tema de preocupación a la vez que los encargados de política
de la eurozona deciden qué es lo próximo que van a hacer.
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