martes, 26 de mayo de 2015

ASI VA EL PULSO ENTRE EL SI Y EL NO GRIEGO

A medida que aumenta la presión para que Grecia firme un acuerdo con sus acreedores internacionales, el primer ministro Alexis Tsipras se enfrenta al que podría ser su mayor reto hasta la fecha: la pugna dentro del partido Syriza por decidir si aceptar las duras condiciones de los acreedores o declarar la cesación de pagos de la deuda.
Aumenta el número de disidentes en las filas del partido de izquierda Syriza contra las políticas económicas que Grecia probablemente tendrá que implementar a cambio de recibir más fondos de rescate de la eurozona y del Fondo Monetario Internacional.
 
El gobierno de coalición de Syriza sólo tiene una exigua mayoría de 12 escaños en el Parlamento heleno, compuesto de 300 escaños, así que una rebelión contra el acuerdo podría costarle a Alexis Tsipras la mayoría.
Los acreedores de Grecia están especialmente preocupados por las amenazas de la Plataforma de Izquierda de Syriza --una facción de izquierda de línea dura que forma parte del partido-- de rechazar todo acuerdo que transgreda las “líneas rojas” ideológicas al plantear el recorte de las pensiones o de los derechos de los trabajadores.
 
Los problemas de Tsipras para convencer a la izquierda de línea más dura de Syriza, y a otros miembros de este partido tan ideológicamente diverso, de la necesidad de asumir dolorosos compromisos se ha convertido en el mayor obstáculo. Las autoridades y los analistas europeos --y de manera privada las autoridades griegas-- afirman que no saben si los cerca de 30 legisladores que conforman la Plataforma de Izquierda votará de una manera tan desafiante como su manera de expresarse si finalmente el Parlamento de Atenas se ve obligado a votar los términos de los acreedores.
 
Grecia tiene que acordar un conjunto de reformas económicas con los acreedores a tiempo para evitar el impago de varios préstamos que tiene que devolver al FMI para mediados de junio.
Aunque es probable que el Estado tenga suficiente efectivo para pagar el préstamo de 300 millones de euros que vence el 5 de junio, casi con total certeza no podrá hacer frente a los otros tres pagos, por un total de 1.250 millones de euros, que vencen el 12, 16 y 19 de junio, afirman los responsables europeos.
El Banco Central Europeo dijo a los gobiernos de la eurozona que permitirá a los banco helenos comprar más deuda estatal del país a corto plazo si fuera inminente un acuerdo entre Atenas y sus acreedores sobre las reformas económicas. Eso permitiría a Grecia sobrevivir hasta julio, cuando vencen otros pagos y volverán a ser necesarios los fondos del rescate.
 
Cuando el Comité Central de Syriza se reunió el fin de semana para debatir el estado de las negociaciones, la Plataforma de Izquierda presentó una moción para que el Estado presente la suspensión de pagos de los préstamos al FMI antes que comprometer sus principios. La propuesta se rechazó por un pequeño margen.
El líder de la Plataforma de Izquierda, el ministro de Energía Panagiotis Lafazanis, dijo en la reunión que el impago de la deuda es preferible a la rendición, aunque esto signifique la salida de Grecia del euro.
 
Al final, el Comité Central acordó en un texto que todo pacto con los acreedores debe rechazar el recorte de las pensiones, y debe contemplar un pequeño superávit antes de intereses, un aumento de la inversión pública y la reestructuración de la deuda griega, términos que no es probable que los acreedores acepten. El texto no es vinculante para el gobierno de Tsipras, pero es señal de lo difícil que resultará venderle un acuerdo a Syriza.
 
Muchos analistas creen que al final, Lafazanis y la Plataforma de Izquierda cederán y seguirán a Tsipras porque la fuerte disciplina del partido también forma parte de la ideología.
Pero entre el resto de los diversos miembros de Syriza, que aglutina desde a moderados de centro-izquierda a maoístas, también podrían surgir rebeldes.

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