Desde la década de los 90, las importaciones chinas han ayudado a enfriar la inflación en Estados Unidos. Ello permitió a la Reserva Federal mantener las tasas de interés un poco más bajas, lo que a su vez favoreció que la economía creciera a un ritmo más rápido.
Sin embargo, con el aumento que han experimentado los salarios, el costo de los bienes fabricados en China ha comenzado a ascender. Esto de seguro continuará y mientras tanto la economía estadounidense se verá un poco más propensa a la inflación. El trabajo de la Fed se volverá más complicado.
Estados Unidos importó US$399.000 millones en bienes chinos el año pasado, según el Departamento de Comercio. La cifra es cuatro veces mayor que los US$100.000 millones importados en 2000, el año anterior a que China se uniera a la Organización Mundial de Comercio, y 10 veces mayor que los US$39.000 millones importados en 1994.
El incremento en las importaciones chinas ha coincidido con un período en el que la inflación se ha mantenido considerablemente inactiva. En los últimos 15 años, el índice de precios al consumidor básico -que excluye los precios de los alimentos y la energía- ha subido a una tasa promedio anual de un 2,1%, según el Departamento del Trabajo, lo que se compara con el 4% de los 15 años previos.
Gran parte del descenso se debe a un enfriamiento en los precios de los bienes, es decir, precios de cosas como poleras -que se pueden importar fácilmente- en lugar de servicios como cortes de pelo, que no se pueden importar. Los precios de los bienes de consumo básicos han aumentado a una tasa promedio anual de un 0,2% en los últimos 15 años, lo que se compara con el 2,9% de los 15 años previos.
No obstante, en el último tiempo los precios de las importaciones chinas han ascendido y registraron un incremento interanual del 3,9% el mes pasado, según el Departamento del Trabajo. Parte de ello se debe a los costos más altos de los bienes básicos, pero los mayores salarios en China y la apreciación del yuan también parecieran tener algo que ver. Un indicio de ello: los precios de las importaciones de calzado -bienes que requieren mucha mano de obra, emplean una cantidad mínima de materias primas y son fabricados principalmente en China- ascendieron un 5,5% en el último año.
Si bien una desaceleración de la economía china podría ofrecer un respiro temporal, China ha alcanzado un punto en su desarrollo en el cual será difícil mantener los costos laborales bajo control. Algunos fabricantes están trasladando sus operaciones a otros países asiáticos de bajos salarios, pero el espectro para ello es limitado: solo hay 90 millones de personas que viven en Vietnam comparados con los 1.300 millones de China.
Esto no quiere decir que un alza en los precios en China elevará los precios en Estados Unidos. Sino más bien, que no los hará caer. Así, la economía estadounidense se mostrará un poco más inflacionaria y un poco menos productiva, un poco más como era antes de que China entrara a escena.
El resultado es que un incremento en los precios podría comenzar a parecer un problema antes en una recuperación estadounidense. La década pasada, China ayudó a motivar a la Fed a mantener las tasas demasiado bajas por demasiado tiempo. Esta vez, China podría obligarle a implementar un ajuste antes de lo que quisiera.
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