Los ministros de Economía de España y Alemania se encontrarán el martes en
Berlín para analizar la crisis, pero mientras se reúnen, el desempeño económico
de sus países está divergiendo significativamente.
Dos informes publicados el lunes por los respectivos bancos centrales
mostraron dos economías que transitan por caminos diferentes. El Producto
Interno Bruto (PIB) español se contrajo 0,4% en el segundo trimestre, luego de
un retroceso de 0,3% durante los tres primeros meses del año. La mayoría de los
economistas considera que España está en recesión. El banco central proyecta una
caída de 1,5% este año.
En contraste, el Deutsche Bundesbank dijo en su reporte mensual que Alemania
probablemente había crecido de forma "moderada", es decir entre cero y 0,5% en
el segundo trimestre. El país se expandió 0,5% en el primer trimestre, lo que
ayudó a impedir que la zona euro cayera en recesión.
Los problemas de España amenazan con llevar la crisis de deuda a un punto
crítico. Los economistas han advertido durante más de un año que los torniquetes
financieros limitados de la zona euro no podrán contener el colapso de una de
sus economías más importantes. España es la cuarta economía del bloque,
aportando 12% del PIB, casi el doble que Portugal, Irlanda y Grecia
combinadas.
El encuentro entre el ministro alemán de Economía, Wolfgang Schäuble, y su
contraparte español, Luis de Guindos, se produce después de que el Parlamento de
Alemania ratificara la semana pasada un plan para rescatar a los bancos
españoles. El lunes, los bonos soberanos españoles se debilitaron
significativamente y el índice bursátil de referencia del país se tambaleó más
de 5% antes de que las autoridades de valores prohibieran la venta al
descubierto de todas las acciones durante tres meses (ver nota relacionada).
El Banco de España mencionó una "contracción sustancial del gasto privado y
del público" en medio de un entorno muy complicado marcado por la debilidad del
crecimiento global, la inestabilidad de los mercados financieros y las dudas
sobre las perspectivas de la zona euro.
Como se esperaba, la combinación de un desempleo más alto y los renovados
intentos del gobierno por reducir su déficit fiscal perjudicaron la demanda
interna, que cayó 1,2%. El sector exportador amortiguó en algo la contracción,
dijo el banco central.
En cambio, fue justamente el sector doméstico el que sostuvo la economía
alemana, según el Bundesbank. Un alza de los salarios y del empleo ayudó a que
la construcción y los servicios siguieran a flote a pesar de que el sector
industrial, estrechamente ligado a las exportaciones, se viera golpeado por una
desaceleración de la demanda externa.
El Bundesbank advirtió que el panorama para los próximos trimestres está
"caracterizado por una gran incertidumbre", señalando recientes indicadores que
reflejan un menor optimismo entre las empresas alemanas.
El pesimismo no se limita al mundo corporativo. El sondeo de julio sobre la
confianza del consumidor realizado por la Comisión Europea cayó a -21,6 frente a
-19,8 de junio, muy por debajo del promedio de -12,8. La magnitud del descenso
sugiere que se distribuyó a lo largo de la zona euro, y no sólo entre los
miembros con más problemas.
El único "rayo de esperanza", dijo Marco Valli, economista jefe para la zona
euro de UniCredit, es que el Banco Central Europeo y el Fondo Europeo de
Estabilidad Financiera mantengan el orden en los mercados por el tiempo
suficiente para que la caída del euro ayude a impulsar las exportaciones. La
moneda ha perdido 5,3% de su valor desde febrero frente a una canasta de divisas
de sus principales socios comerciales. "La deprecación es muy importante", dijo
Valli. "Debería mejorar las perspectivas para la zona euro... y para la
periferia en particular", dijo.
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