Las fuertes lluvias que llegaron tras el huracán Isaac podrían ayudar a
algunas de las regiones más afectadas por la sequía en Estados Unidos, que ya ha
afectado desde los precios del heno hasta las operaciones de barcazas, y aún
mantiene el potencial de desacelerar el crecimiento económico
estadounidense.
Las consecuencias de la sequía podrían ser globales. Una caída en la
producción estadounidense de productos agrícolas como el maíz y la soya podrían
presionar los precios mundiales, en un momento en que varias economías
emergentes están preocupadas por la inflación. Además, un crecimiento anémico
podría llevar a la Reserva Federal de EE.UU. a aumentar las medidas de estímulo
que podrían debilitar el dólar, lo que aumentaría la competitividad de los
exportadores estadounidenses a expensas de sus rivales de otros países. Los
agricultores de otros países también podrían tener la oportunidad de aumentar
sus ventas con el potencial declive de los fuertes competidores
estadounidenses.
No obstante, por ahora, las consecuencias más visibles de la sequía se
concentran en EE.UU.
Ben Costello dice que su empresa de rafting, en el estado de Colorado,
registró apenas 45% de lo que el negocio representa usualmente durante las
vacaciones de verano, un período de dos meses que terminó oficialmente ayer,
debido a que el calor y el tiempo seco provocaron incendios forestales que
espantaron a los turistas. Los bajos niveles de agua en los ríos cercanos están
haciendo que sea más difícil realizar largos recorridos, que son los más
rentables para Costello.
"No hay mucho que podamos hacer", sostiene, además de reducir el número de
horas o despedir trabajadores para compensar las pérdidas.
El paso de Isaac, que el miércoles fue degradado de la categoría de huracán,
llevó lluvia a apenas un tercio del área afectada por la sequía en el país.
Los daños son más visibles en las zonas agrícolas. Alrededor de 63% de EE.UU.
está experimentando una sequía, que está perjudicando principalmente a los
cultivos de maíz y soja y ha provocado un alza en los precios de los alimentos
para pollos, cerdos, y vacas. Eso ha llevado a los ganaderos y productores a
buscar opciones más baratas para alimentar a sus animales o a anticipar la
matanza, lo que exprime los márgenes de ganancias de las empresas alimenticias.
El presidente ejecutivo de Tyson Foods Inc., Donnie Smith, advirtió
recientemente que el aumento de los costos de granos sería una amenaza para las
ganancias del año próximo.
Los consumidores aún no han visto un gran impacto en los supermercados, pero
lo verán si la sequía persiste. El Departamento de Agricultura de EE.UU. ha
advertido que los precios de los alimentos subirán entre 3% y 4% en 2013, frente
a los niveles de este año, en comparación con una escalada de 2,5% a 3,5% este
año frente a 2011.
Los precios más altos de los productos agrícolas están afectando a los
consumidores de otras maneras. El costo creciente del etanol, un combustible a
base de maíz que se mezcla con la gasolina, ha sido señalado como uno de los
factores que están encareciendo la gasolina.
La agricultura representa apenas cerca de 1% del Producto Interno Bruto de
EE.UU., pero ha sido uno de los sectores más sólidos de una economía debilitada,
en parte gracias al aumento en las exportaciones agrícolas. El sector también se
ha beneficiado del auge de los precios de las tierras agrícolas.
El uso generalizado de los seguros de cosechas y varios años de ganancias
saludables han amortiguado el golpe a los ingresos de los agricultores. El
Departamento de Agricultura calcula que la ganancia neta de los agricultores
estadounidenses subirá 3,7% este año, a US$122.200 millones, el nivel más alto
desde 1973, a pesar de la sequía. Una de las razones es que el salto en los
precios del maíz, la soja y la tierra están compensando las pérdidas, algo que
no ocurría desde la última gran sequía, en 1988. De momento, eso ha limitado los
efectos sobre la tasa de crecimiento de la economía en general.
Sin embargo, es probable que las últimas lluvias no reparen los daños de la
sequía, prevén los economistas, y las sequías podrían tardar en desaparecer. "La
sequía no se irá", opina Tom Jackson, economista de IHS Global Insight.
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