La semana pasada, asistí al servicio religioso en memoria de los 11 hombres que murieron en el Transocean Deepwater Horizon el 20 de abril. Fue tanto un momento desgarrador como un recordatorio vívido del deber que un gerente debe cumplir para asegurarse de que los miembros del equipo regresan a sus hogares a salvo con sus familias.
Los estadounidenses y otras personas en todo el mundo con derecho hacen muchas preguntas. ¿Cómo pudo pasar esto? ¿Cuánto dañó hará el derrame al medioambiente? ¿Por qué hasta ahora fracasaron los esfuerzos para detener el flujo de petróleo y gas hacia el Golfo?
Y hacen preguntas que tienen implicaciones más amplias. La industria y el sistema regulatorio que lo gobierna, ¿han estado tomando riesgos inaceptables respecto a nuestro trabajo sobre las fronteras geológicas y tecnológicas? ¿Podemos como sociedad explorar en busca de petróleo y gas de formas más seguras y confiables?
La industria y el gobierno no anticiparon este tipo de accidente, uno en el que todos los mecanismos contra fallas fallaron. Cuando sucedió, inmediatamente desplazamos aquí los recursos globales de BP para hacerle frente al doble desafío de detener un pozo petrolero fuera de control a una profundidad que ningún humano puede alcanzar y a la vez intentar contener el flujo resultante de petróleo y gas.
Y a medida que la magnitud del desastre en desarrollo se volvió más evidente, buscamos la ayuda de otros científicos e ingenieros de nuestros socios y competidores en la industria energética, firmas de ingeniería, académicos, gobierno y militares.
Con la excepción del programa espacial de la década de 1960, es difícil imaginarse la reunión de un equipo más grande y técnicamente dotado en un mismo lugar en tiempos de paz, todo bajo el liderazgo de la estructura de comando unificada del gobierno federal encabezada por el admirante Thad Allen de la Guardia Costera, con el apoyo activo del secretario de Energía de EE.UU. Stephen Chu y el secretario del Interior Ken Salazar.
La solución definitiva para detener el flujo de petróleo y gas del pozo es perforar un pozo de alivio, un proceso que lleva alrededor de tres meses. Obviamente queríamos minimizar o detener el flujo de petróleo y gas hacia el Golfo mucho antes que eso. Así que preparamos una estrategia en varios frentes, con una serie de enfoques tecnológicos para desplegar en paralelo y en secuencia. Entre ellos estaban incluidos un gran domo de contención que no pudo desplegarse con éxito hace varias semanas, la herramienta de tubo de inserción elevador (RITT, por sus siglas en inglés) que se adosó con éxito parcial, y los enfoques de "detención máxima" y "intento basura" que probamos durante varios días y eventualmente abandonamos el 30 de mayo.
La pregunta siguiente que la gente naturalmente realiza: "¿Qué harán hasta que el pozo de alivio esté terminado?" Según lo que aprendimos de los enfoques tomados hasta el momento, ahora creemos que la mejor forma de minimizar el flujo de petróleo y gas hacia el Golfo es usar un sistema de contención llamado paquete elevador marino inferior (LMRP, por sus siglas en inglés).
Esto significará cortar el elevador dañado que está conectado al dispositivo para prevenir explosiones en el Deepwater Horizon y colocar una tapa sobre el LMRP, que debería permitirnos contener y reunir la mayoría del petróleo y el gas que fluye del pozo. Prevemos tener el sistema de contención LMRP instalado en los próximos días. Si el sistema de contención LMRP comienza sus operaciones como prevemos, luego planeamos mejorar al sistema con funciones adicionales que deberían captar aún más petróleo y gas y alejarlos del Golfo.
Seguimos en territorio desconocido; ninguno de los enfoques ha sido intentado en aguas de más de un kilómetro y medio de profundidad, donde el frío extremo y las presiones intensas requieren que los expertos adapten con cuidado técnicas probadas.
Equipos especializados deben ser diseñador, construidos y probados, y comprimir operaciones que normalmente duran semanas o meses en días o incluso horas. Vehículos piloto operados de forma remota deben realizar procedimientos meticulosos, paso a paso, para desplegar los equipos. Como los astronautas a bordo del Apolo 13 que debieron construir un filtro de dióxido de carbono en base a lo que encontraron disponible en su cápsula bajo la dirección de ingenieros en la Tierra, estamos obligados a innovar en tiempo real. Los aparatos desarrollados en las últimas semanas, como el RITT y la tapa LMRP, son ejemplos.
Estas son algunas de las lecciones, a mi entender.
Primero, necesitamos una mejor tecnología de seguridad. Nosotros en la industria hemos tenido mucha confianza desde hace tiempo en el dispositivo para prevenir explosiones al considerarlo la pieza más avanzada de equipo de seguridad para cuando todo lo demás falla. Sin embargo en esta ocasión falló, con consecuencias desastrosas.
Desde las explosiones y el fuego del 20 de abril, BP evalúa con cuidado los aparatos submarinos para prevenir explosiones usados en todas nuestras operaciones de perforación en todo el mundo, incluidos los procedimientos de prueba y mantenimiento de nuestros contratistas de perforación que usan los aparatos. Participaremos en esfuerzos que abarcan a toda la industria para mejorar la seguridad y confiabilidad de los aparatos submarinos para prevenir explosiones y las prácticas de perforación de aguas profundas.
Segundo, necesitamos estar mejor preparados para un desastre submarino. Es claro que nuestra industria debería estar mejor preparada para afrontar accidentes de este tipo y magnitud en las profundidades del mar.
Con cada gran derrame, aprendemos más como industria. Tras el derrame petrolero de Exxon Valdez, la industria reconoció la necesidad de mejorar su capacidad para enfrentar derrames petroleros. El resultado fue la Corporación de Respuesta a Derrames Marinos (MSRC, por sus siglas inglés), una empresa independiente y sin fines de lucro.
Los recursos de MSRC incluyen un inventario significativo de navíos, equipos y personal entrenado, complementado por una gran fuerza laboral contratista. Gracias a MSRC y otros contratistas, el impacto del derrame actual en el Golfo es considerablemente menor que lo que hubiera sido de otra forma.
Ahora necesitamos desarrollar una capacidad similar para enfrentar grandes derrames bajo el mar. BP pretende tener un rol clave en crear esta capacidad, y creemos que nuestros competidores y socios en la industria se unirán a nosotros.
Tercero, la industria debería evaluar con cuidado su modelo de negocios. Durante décadas, las empresas de exploración y producción dependieron de tercerizar trabajo a contratistas especializados. Esta clase de estructura tiene mucho sentido, y muchas personas talentosas y empresas bien dirigidas son parte de la iniciativa. Pero la pregunta luego del accidente del Deepwater Horizon es cómo todas las partes involucradas —incluidas las empresas de exploración y producción y los contratistas de perforación— pueden trabajar de forma aún más cercana para comprender mejor y reducir significativamente los distintos riesgos asociados con las operaciones de perforación.
Durante sus más de 100 años de historia, BP se ha enorgullecido al operar en las fronteras de la industria energética, y estamos comprometidos con la definición de un nuevo camino hacia adelante.
Por supuesto, las acciones hablan con más fuerza que las palabras, así que estamos completamente preparados para ser juzgados por la calidad y la efectividad de nuestra conducta futura. Confío en que aprenderemos de estos terribles eventos y la industria saldrá de esto más fuerte, inteligente y segura que antes.
—Hayward es el presidente ejecutivo de BP PLC.
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