Grecia retomará las conversaciones con la troika de
acreedores internacionales, que son cruciales para asegurar la financiación de
un país que dentro de unas semanas se quedará sin dinero y que necesita mantener
a flote una economía que no crece desde 2007.
El Fondo Monetario Internacional, la Unión Europea y el Banco Central Europeo
visitarán Atenas para evaluar los progresos hechos en materia de reformas y
decidir si el país es apto para recibir el siguiente tramo de su multimillonario
programa de rescate. Las conversaciones se retoman tras un mes de receso y se
espera que se prolonguen hasta finales de septiembre.
"Es una visita crucial", dijo Dimitris Keridis, profesor de Relaciones
Internacionales en la Universidad de Atenas. "Las reservas de dinero están
empezando a agotarse y los bancos necesitan ser recapitalizados para poder
conceder créditos a los negocios e impulsar la economía".
En la agenda de estas conversaciones destacarán los 13.500 millones de euros
en recortes que la troika le exige al gobierno griego a cambio del desembolso de
su último programa de ayuda de 173.000 millones de euros. Estos recortes
elevaron la tasa de desempleo de Grecia a 24,4% en junio y redujeron la
capacidad adquisitiva de los que aún disponen de un trabajo a niveles no vistos
desde 2003. Las protestas en contra de los ajustes esta semana culminarán en una
gran manifestación en Tesalónica el sábado convocada por los sindicatos para
coincidir con la visita a la ciudad del primer ministro del país, Antonis
Samaras.
Las perspectivas de que Grecia no pueda cumplir con las condiciones impuestas
para el rescate, o que rechace cumplirlas, como defiende el opositor partido de
la izquierda radical Syriza, han provocado especulaciones de que el país será
obligado a abandonar la eurozona.
Si los inspectores ratifican esos recortes y otras reformas, Grecia recibirá
31.500 millones de euros el mes que viene. Su informe, que será entregado antes
de la reunión de ministros europeos de Finanzas del próximo 8 de octubre,
también desempeñará un papel determinante a la hora de decidir si Grecia
consigue una extensión de dos años del plazo concedido para cumplir con los
estrictos objetivos de déficit público. El gobierno griego ha colocado esa
ampliación del plazo en el centro de sus políticas con la esperanza de diseminar
los recortes y relajar los ajustes.
El ministro de Finanzas, Yannis Stournaras, tiene previsto reunirse con los
inspectores de la troika el domingo. Presentará los avances hechos en materia de
reformas hasta el momento.
La decisión por parte de Europa de acceder o no a esa extensión se conocerá
una vez que los inspectores de la troika hayan finalizado su informe.
Tras su anterior viaje a Atenas en agosto, la troika anunció que las
conversaciones con Grecia iban bien. Desde ese momento, el débil gobierno
tripartito de Grecia ha estado intentando diseñar un plan de recortes, con
desavenencias entre sus integrantes sobre dónde realizar los recortes.
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