viernes, 24 de abril de 2015

UN DOLAR FORTALECIDO NO SIEMPRE ES BUENO

La fortaleza del dólar y la inestabilidad de la economía global se están transformando en las principales preocupaciones de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) en momentos en que evalúa el momento indicado para subir las tasas de interés por primera vez desde la crisis financiera.
 
La Fed ha señalado que es improbable que eleve las tasas en su reunión prevista para la próxima semana y que tampoco se inclina a hacerlo en junio, debido a la desaceleración de la economía en el primer trimestre.
Un factor cada vez más importante que toma en cuenta la Fed es el impacto de un dólar más fuerte en su proyección de un crecimiento de 2,5% para este año, los aumentos paulatinos de la inflación y el declive del desempleo.
 
El banco central ha manifestado que no subirá las tasas de interés hasta estar confiado en que la inflación en EE.UU. se encamina a su meta de un alza anual de 2%, y quiere constatar, además, una caída persistente del desempleo. Una moneda más fuerte encarece las exportaciones, lo que perjudica el crecimiento y, posiblemente, el empleo. Y el alza del dólar mantiene a raya los precios de las importaciones y la inflación en general.
 
El fortalecimiento del dólar y el crecimiento desigual de la economía global se han vuelto elementos importantes de la visión de la Fed, reconoció Eric Rosengren, presidente del Banco de la Reserva Federal de Boston, en una entrevista con The Wall Street Journal.
“La economía mundial atraviesa por diferentes momentos”, dijo Rosengren al observar que EE.UU. y, hasta cierto punto, el Reino Unido exhiben un crecimiento mucho más robusto que Japón y Europa. “Eso quiere decir que nos dirigimos hacia un entorno en el que los tipos de cambio y las tasas de interés pueden ser más volátiles que si todos estuvieran en sincronía. Amerita nuestra preocupación”.
 
El presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, William Dudley , quien forma parte del círculo cercano de la presidenta de la Fed, Janet Yellen , indicó que el dólar era una de las principales preocupaciones del banco central durante un discurso pronunciado el lunes. “Aunque me siento relativamente optimista acerca de las perspectivas de crecimiento para 2015, también tengo que reconocer que hay considerables riesgos”, aseveró. “En particular, la apreciación cercana a 15% del valor de cambio del dólar desde mediados de 2014 está encareciendo las exportaciones estadounidenses y volviendo más competitivas las importaciones”.
 
La franca discusión sobre la evolución del dólar es poco común para el banco central, que tiende a minimizar sus comentarios sobre el tipo de cambio y dejar el tema en manos del Departamento del Tesoro. En este caso, la Fed trata de abocarse a los efectos del dólar sobre el crecimiento. No obstante, es imposible separar eso de la política de tasas de interés del organismo que, a su vez, influye en el desempeño del dólar en los mercados.
 
La cotización del dólar se ha estabilizado desde marzo, cuando la Fed redujo sus proyecciones sobre las tasas de interés durante los próximos tres años. El banco central, no obstante, opina que los efectos del alza se siguen propagando por la economía.
Los economistas sondeados por The Wall Street Journal han reducido sus previsiones de crecimiento para EE.UU. desde 3% en enero a 2,7%, debido en parte al impacto del dólar. Otros factores también están modificando el panorama económico. El colapso de los precios del petróleo desembocó en una disminución de las perforaciones en busca de gas y crudo. Eso, a su vez, perjudicó la inversión de corto plazo, aunque la caída en los precios de la energía puede apuntalar el consumo
 
La moderación de las expectativas ha ido de la mano de una reducción de las expectativas sobre los próximos pasos de la Fed. La entidad ha mantenido su tasa de referencia de corto plazo en cerca de cero desde 2008. Los contratos a futuro vinculados a la tasa de interés sugieren que los inversionistas consideran que las probabilidades de un alza de tasas en septiembre o antes han disminuido.
 
El dilema del dólar apunta a un desafío más amplio que afronta la Fed: la forma en que comunica su visión sobre las tasas de interés podría dificultar el logro de sus objetivos. Los funcionarios del banco central han estado señalando desde fines del año pasado que prevén subir las tasas de interés en 2015 puesto que proyectan un fortalecimiento paulatino de la economía. El mercado ha anticipado la medida y ha invertido en activos en dólares en busca de una mayor rentabilidad. Eso ha disparado el valor de la divisa y contribuido al enfriamiento económico actual.
 
“El mercado estaba preparado para un alza en junio”, señala Roberto Perli, analista de la consultora Cornerstone Macro. Agrega que el dilema no tiene una solución fácil. Si la Fed se vuelve menos transparente sobre sus intenciones, corre el riesgo de generar una mayor inestabilidad en los mercados.
El banco central parece estar de acuerdo. “La respuesta apropiada es ser claros acerca de lo que estamos tratando de hacer”, enfatizó Rosengren. “Habrá reacciones del mercado siempre que se pase de una economía con tasas de interés muy bajas durante un lapso prolongado a una economía con tasas más normales. Aunque en general es un fenómeno positivo, es probable que surjan baches en el camino”.
  
 
 
 

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