Puede que Grecia haya optado por quedarse en la zona euro, pero el breve
efecto de los resultados electorales del domingo se extinguió rápidamente por
una oleada de malas noticias de España que volvieron a golpear la confianza en
la recuperación de Europa.
Nuevas cifras del banco central de España mostraron que los bancos del país
tenían en sus libros el nivel más alto de préstamos en mora en 18 años y que sus
depósitos seguían disminuyendo. Estos datos pesimistas, sumados a los temores de
que los auditores que están revisando el alicaído sistema bancario encontrarán
más problemas, catapultaron el rendimiento de los bonos españoles a un
territorio que sugiere que el gobierno cuenta con muy pocos interesados en
comprar su deuda.
La rentabilidad del bono español a 10 años se ubicó en 7,18% el lunes por la
tarde en Londres, un nuevo récord en la era del euro para la cuarta mayor
economía del bloque monetario. Es una señal preocupante y demuestra que los
apuros de España siguen acumulándose pese a lo que pasa en Grecia o el resto de
la región.
La bolsa española cayó 3% y las acciones italianas perdieron 2,8%. Los bonos
soberanos de Italia se debilitaron un poco, mientras que otros mercados europeos
tuvieron un desempeño desigual.
Los griegos votaron el domingo a favor de los partidos pro-Europa que
tratarán de continuar implementando el programa de rescate del país, lo que
alivia la preocupación de que se desatara un levantamiento popular que habría
supuesto una amenaza para el futuro de Grecia en la zona euro.
Muchos analistas temían que un voto por un partido que se opone al rescate en
Grecia podría provocar repentinas fugas de capital y depósitos que podrían
rápidamente propagarse a España. Los resultados de los comicios parecen haber
aminorado ese riesgo.
El lunes, las calles de Atenas estaban tranquilas, conforme los líderes
políticos se reunían para negociar las condiciones de un gobierno de coalición,
uniendo a los partidos conservadores y socialistas. Al cierre de esta edición,
la labor parecía bien encaminada y las autoridades expresaron su optimismo de
que podría formarse un gobierno en los próximos días.
Pero los resultados de Grecia fueron de poca ayuda para España. "El panorama
no cambia gran cosa para España", señala Juan Pablo López, analista de Espírito
Santo Investment Bank en Madrid.
Los principales problemas de España están en sus bancos y bonos. La semana
pasada, el país recibió un salvavidas de hasta 100.000 millones de euros (unos
US$125.000 millones) de otros países de la zona euro para rescatar a su sector
bancario, hundido bajo la carga de préstamos hipotecarios fallidos. Todavía no
se sabe con certeza cuánto dinero será necesario para que salga a flote y si
este rescate será suficiente.
Eso ha bastado para quitarles a los inversionistas el apetito de bonos
españoles. El plan financiero del país cuenta con que venderá este año más de
30.000 millones de euros en deuda a largo plazo.
Esta semana, el gobierno español recibirá los resultados de una "prueba de
solvencia" de su sistema bancario, llevado a cabo por los consultores Oliver
Wyman y Roland Berger Strategy Consultants. Los informes preliminares sugerían
que el total de fondos recomendados por consultores externos podría superar el
paquete de 100.000 millones de euros.
España parece estar atascada en un círculo vicioso en que la deteriorada
economía pesa sobre los bancos, cuyos problemas arrastran al gobierno, que
reacciona recortando el gasto, lo que a su vez vuelve a perjudicar a la
economía.
La ansiedad de cara a las estimaciones de los consultores fue sólo uno de los
factores que afectaron los costos de endeudamiento de España el lunes. El banco
central indicó que los depósitos en abril cayeron 2,5% en comparación con marzo,
y 5% frente al mismo mes del año pasado. Además, el porcentaje de préstamos
morosos en bancos españoles, que ha ido subiendo desde el inicio de la crisis,
saltó a 8,72% en abril, frente a 8,37% en marzo, el más alto en 18 años.
Debido a que el rendimiento de sus propios bonos está por las nubes, parece
que España se está quedando sin alternativas. El lunes, volvió a hacer un
llamado que pareció llegar a oídos sordos, al pedirle al Banco Central Europeo
que intervenga. "El BCE debe responder con toda firmeza, con toda fiabilidad a
esas presiones de mercados que todavía intentan obstaculizar el desarrollo del
proyecto común del euro", dijo el lunes el ministro de Hacienda, Cristóbal
Montoro, en el Parlamento. "Persisten las dudas sobre el presente y el futuro
del euro, sobre la capacidad de crecimiento de España".
En las últimas semanas, las autoridades españolas han pedido repetidamente al
BCE que actúe para aliviar la crisis, lo que se ha interpretado como un llamado
a que resucite un programa de compra de bonos diseñado para reducir el
rendimiento de los títulos de deuda. Por ahora, esos rendimientos están en
niveles peligrosamente altos.
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